Castillo de Luna. Castillo de Alburquerque
Castillo de Luna. Castillo de Alburquerque
El Castillo de Luna está situado en la localidad de Alburquerque, en el extremo noroccidental de la provincia de Badajoz. Se trata de una fortaleza compacta, no demasiado grande, pero muy bien conservada. Muchos consideran que el Castillo de Luna es uno de los más bonitos de Extremadura. Alburquerque se encuentra en zona de la Sierra de San Pedro, de gran interés para ornitólogos y amantes de la naturaleza.
Castillo de Alburquerque
El castillo fue construido sobre un alto desde el que se domina una amplia extensión de terreno, un emplazamiento ideal para establecer un punto defensivo.
La estructura actual data en gran parte del siglo XV. A mediados de ese siglo toma posesión del castillo don Álvaro de Luna, Maestre de la Orden de Santiago. Don Álvaro llevará a cabo numerosas reformas y ampliaciones, de entre las que destaca la gran Torre del Homenaje, que se conserva en la actualidad.
Su sucesor, don Beltrán de la Cueva, primer duque de Alburquerque continuó la adecuación del castillo y de sus murallas exteriores.
Torre del Homenaje del Castillo de Luna
La fortaleza consta de varias zonas defensivas cuya configuración la hicieron prácticamente inexpugnable en su época.
La gran Torre del Homenaje suponía el último recurso defensivo. El acceso a la torre se llevaba a cabo desde la Torre de las Cinco Puntas, a través de un puente que incluía un sistema levadizo, de tal forma que el edificio podía quedar aislado y sus defensores disponían de todo lo necesario para aguantar un asalto.
La Torre del Homenaje del Castillo de Alburquerque está formada por cinco pisos. La parte superior está completamente almenada y en sus caras dispone de matacanes desde donde se arrojaba al enemigo aceite hirviendo y proyectiles.
El recinto superior del castillo disponía de cuatro puertas de acceso al patio de armas. Los grandes muros coronados por torreones defensivos permitían diezmar a los atacantes que hubieran podido atravesar las primeras líneas de defensa.
Recinto superior del castillo. Torre de las Cinco Puntas.
Para acceder al castillo propiamente dicho, situado en lo alto del cerro, los atacantes debían ascender previamente por las rampas de acceso, defendidas por la muralla externa y las torres almenadas. Estos elementos constituían la primera y más efectiva línea de defensa.
Murallas externas. Primer nivel defensivo.
A comienzos del siglo XVIII, cuando Alburquerque estaba en poder de Portugal, se añadió otra línea de defensa en forma de fortificaciones abaluartadas, tipo vauvan.
En el interior de la muralla medieval se asienta en la actualidad el barrio gótico, que se conoce como Villa Adentro o Barrio de la Teta Negra. Muchas casas de este entramado de callejuelas muestran todavía elementos arquitectónicos de la época, como los arcos ojivales de granito.
Este barrio fue habitado por la comunidad judía, antes de su expulsión a finales del siglo XV, por lo que también se lo conoce como el Barrio Judío.
Subida hacia el Castillo de Luna a través de las rampas de acceso
La muralla disponía de varias puertas de acceso. Actualmente se conservan la Puerta de la Villa (también conocida como Puerta de Belén) y la Puerta de Valencia, flanqueada por dos grandes torreones cilíndricos.
En el patio de armas del Castillo de Luna se encuentra la Iglesia de Santa María del Castillo, de estilo románico tardío.
Historia
El nombre de Alburquerque deriva del latín, Alvus quercus, que singnifica encina blanca y así se hace constar en su escudo de armas compuesto por una encina con un lucero a ambos extremos del tronco. Su nombre, por lo tanto, es de origen latino, lo cual nos hace pensar en su existencia en época romana, aunque de esta etapa apenas tenemos constancia.
La plaza fue reconquistada por Fernando II en el año 1166, y su posesión cedida a la orden de Santiago, pero volvió a manos musulmanas en el año 1184, siendo recuperada definitivamente en 1217.
A lo largo del siglo XIV el castillo pasó por distintas manos, casi siempre ligadas a las coronas de Castilla o de Aragón, cuando no a los mismos monarcas, sin que pueda saberse hasta el momento la evolución de la actividad constructiva durante ese periodo, hasta mediados del siglo XV en que la fortaleza le es entregada a don Álvaro de Luna, Maestre de la Orden de Santiago y Condestable de Castilla, quien acometió entre los años 1445 y 1453 la construcción de varios elementos signiticativos, de cuya etapa persiste aún la torre del homenaje y el interesante sistema de acceso al piso superior a través de un gran puente, de cuya autoría dejó constancia epigráfica en los varios blasones que pueden verse aún en estas partes y otras del castilto.
Poco después, entre los años 1465 y 1472 figura como señor del castillo don Beltrán de la Cueva, por privilegio de Enrique IV que además le otorga el título de primer duque de Alburquerque, añadiendo a la fortaleza varias dependencias de tipo palaciego, algunos recursos defensivos externos en la barbacana, en una de cuyas puertas todavía campea su escudo heráldico con la corona ducal, y sobre todo la torre pentagonal con curiosas almenas puntiagudas rematadas con bolas que se asoció con la torre del homenaje y con el elevado puente de acceso.
Descripción
El acceso al castillo se veía dificultado por su disposición en una zona elevada y por los tres niveles de murallas jalonadas por pequeñas torres.
Aunque fue ecesario la renovación de los elementos más deteriorados o desaparecidos, todavía se conservan muchos que permiten percibir el primitivo carácter de la fortaleza, como el conjunto del sistema amurallado, las puertas, los cubos y baluartes, la gran torre del homenaje de don Álvaro de Luna, con sus múltiples pisos todavía accesibles, el gran puente de acceso directo a los niveles más altos de esta torre, sobre arco apuntado pero que obligaba al uso de un dispositivo de seguridad con un puente levadizo en el último tramo para facilitar el aislamiento de la torre en caso de necesidad. Destaca también una torre albarrana.
La torre del homenaje es una considerablemente voluminosa mole de piedea de planta cuadrada. Está muy bien organizada y aprovechada en su interior, tanto por sus numerosas plantas, como por la distribución de éstas y por sus sistemas de abovedamiento, en algunos casos con crucena, como ocurre en el último piso, donde además se abren bellas ventanas góticas, geminadas y polilobuladas, en alguna de las cuales se puede ver el escudo de don Álvaro de Luna, promotor de estas obras. Naturatmente no se descuidan los recursos defensivos en la torre, por ello se defienden sus flancos con el almenaje de lo alto, ligeramente en voladizo sobre canecillos decorados con la media luna del promotor, y con los matacanes que también se adelantan en la parte superior. Esta torre se encuentra unida con otra que remata en un almenado con forma tronco piramidal.
Uno de los puntos que más destaca de esta construcción además de la torre del homenaje son sus tres líneas de muralla. Toda su parte medieval se envolvía en esta estructura amurallada. Destacan varias puertas como la de Valencia y la de la Villa, que perduran en la actualidad, aunque debió tener alrededor de cuatro o cinco.
Es también muy interesante la iglesia que todavía se conserva en el interior de la fortaleza con la advocación de Santa María del Castillo, uno de los más antiguos ejemplares de este tipo de edificios religiosos en Extremadura, datable en el último cuarto del siglo XIII y en el que se puede ver el estilo de transición entre el románico tardío y el gótico, con sus tres naves cubiertas mediante bóvedas de cañón sobre pilares cruciformes con recios capiteles e impostas, manifestándose en el ábside los añadidos de una bóveda de crucería correspondiente a una etapa gótica más evolucionada.
Materiales empleados
El material utilizado para esta impresionante construcción es la piedra, utilizando mampostería para los muros del edificio y sillares trabajados para las esquinas. La muralla que rodea el conjunto, también está realizada en piedra, hecha en mampostería como el resto del edificio, lo cual dota al conjunto de un aspecto férreo y compacto.
Estado de conservación
A pesar de los avatares que ha sufrido con las distintas guerras de las que ha sido escenario, su estado es bastante bueno, entre otras cosas, porque fue reconstruido después de la guerra civil española. Ha pasado por diversas manos y en la actualidad permite la estancia en uno de sus pabellones, que se sitúan en la plaza de armas, y se mantiene en servicio para actividades de tipo juvenil y formativo por la Junta de Extemadura, que además ha propiciado su restauración y rehabilitación.
Protección legal
En el año 1924 fue declarado Monumento Nacional.
Texto y Fotos by: www.viajatextremadura.com
www.cuellar.es
VISITA: http://artesaniasextremadura.com/
VIDEO
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